Las redes sociales se convierten en verdaderos campos de batalla en algunas familias. Los jóvenes protestan contra la vigilancia que ejercen sus padres sobre sus perfiles, algo que consideran una intromisión en su vida privada. Sin embargo los adultos insisten en la necesidad de proteger a sus niños del peligro que pueden representar las redes.
De acuerdo a un estudio realizado para la empresa de seguridad Bull Guard sobre redes sociales, un tercio de los padres que quieren ser amigos de sus hijos adolescentes en páginas como Facebook, MySpace y Twitter son rechazados en sus intentos. Incluso, algunos menores de edad cancelan o cambian sus perfiles, con tal de mantenerse alejados de los adultos del hogar.
Existe un portal de Internet llamado ¡Qué desgracia! ¡Mis padres están en Facebook! y tiene el propósito de instruir a los jóvenes sobre qué hacer para evitar que sus perfiles individuales sean observados por sus progenitores. Este tipo de vigilancia es algo que José Luis Heredia, un adolescente de Miami, EE. UU., considera una intromisión en su privacidad, a pesar de que sólo tiene 13 años (la edad mínima con la que se puede acceder a la creación de perfiles en Facebook): “No es justo que mis padres se metan en mi perfil. Ellos dicen que quieren ser mis amigos, pero a mi más bien me parece que quieren saber qué estoy haciendo porque no confían en mí; por lo menos si fueran honestos y me dijeran lo que están planeando, yo les aceptaría como amigos”.
Los hijos de Susana Hinojosa, también de Miami, pasan muchas horas en Facebook y MySpace: la interacción social de estos jóvenes se plasma en amistades, perfiles, mensajes y fotografías. Pero Internet también tiene otra cara y los peligros del ciberespacio están a la orden del día. Con lo cual, una plataforma de este tipo puede llegar a ser una fuente de preocupaciones maternas y paternas.
“Hay pervertidos que andan buscando jóvenes, otros venden drogas o aconsejan cosas malas a los chicos. Yo creo que todo padre de familia debería tener un perfil en estos sitios para asegurarse de que sus hijos tienen una vida normal y no están en riesgo. Está bien que los chicos usen estas páginas de Internet porque ahí se encuentran con sus amistades y comparten sus inquietudes, pero tampoco es correcto dejarles hacer todo sin control”, afirma la madre preocupada.
Mientras tanto, los expertos, aseguran que controlar a los adolescentes en sus exploraciones del ciberespacio no es algo necesariamente malo, pero se convierte en un foco de conflicto si los padres no anuncian claramente sus posturas.
La terapeuta familiar de Miami, Stella Verna, cree que “los padres y madres deben tener el dominio de la conversación. Por ejemplo, un padre debe decirles a sus hijos que va a crear un perfil en estos sitios porque quiere cuidar de ellos. La conversación en este sentido debe ser más informativa que impositiva. El padre o madre debe explicar con lujo de detalles todos los peligros que existen en la red y cómo podrían afectar a la vida familiar y personal de los jóvenes”.
Sin embargo, a veces esto no es posible, aunque exista toda la voluntad por parte de los adultos de la familia. Y esta problemática tiene dos aspectos: en un siglo definido por las tecnologías avanzadas y las comunicaciones virtuales, el nuevo motivo de conflicto entre padres e hijos es la libertad en la red. Pero a su vez, en esta lucha por la independencia, a veces, los jóvenes se ven amenazados por las actividades de cibercriminales o se exponen a situaciones que podrían ser mucho más complejas y arriesgadas que la simple interacción social.
